La voz amigable de Dios
‘y Samuel dormía en el santuario donde estaba el arca de Dios y la lámpara de Dios aún no se apagaba, el Señor llamó a Samuel, y él respondió: «Aquí estoy, Señor.» Así que fue corriendo a donde estaba Elí, y le dijo: «Aquí estoy. ¿Para qué me llamaste?» Pero Elí le respondió: «Yo no te he llamado. Vuelve a acostarte.» Y Samuel volvió y se acostó. 1 Samuel 3:3-5
Hoy recordamos la historia de la interacción que tuvo Dios con un joven llamado Samuel, quien había pasado la mayor parte de su vida en el santuario del Señor, ya que desde el vientre, su madre lo había consagrado al servicio del Señor por recibir el milagro de la fertilidad.
En el pasaje bíblico que estamos explorando, podemos extraer valiosas lecciones sobre cómo escuchar a Dios:
- La voz amigable de Dios: Dios hablaba a Samuel, pero Samuel percibía Su voz como la de un ser humano, en este caso, la del sacerdote Eli. Esto nos enseña que la voz de Dios puede sonar tan natural, sutil y familiar para nosotros como la de un ser humano. Entonces aprendemos que la voz de Dios no necesariamente tiene que sonar como mística o de ultra tumbas, así sea en nuestro espíritu interior o audiblemente. Lo importante es reconocer que, para aquellos que con un corazón puro y limpio sirven a Dios, la voz de Dios será amigable y natural. A los israelitas a los pies del monte Sinaí, por el contrario, no se les reveló así, porque su corazón era rebelde para con Dios. (Éxodo 19:16-19, 20:1, Deuteronomio 18:16).
- Conocimiento de Dios: A pesar de haber estado en el santuario durante gran parte de su vida, Samuel aún no conocía al Señor ni entendía Su Palabra. Este detalle resalta que el tiempo en la comunidad de fe no garantiza un conocimiento íntimo ni profundo de Dios. Es esencial buscar una relación personal con Dios y comprender Su Palabra de manera individual. La comunión con otros creyentes es importante, pero no debe sustituir la búsqueda de una relación íntima y personal con Dios.
- La revelación divina: Dios eligió revelarse a un joven Samuel, no a alguien con experiencia religiosa o títulos eclesiásticos. Esto nos muestra que Dios puede revelarse a cualquier persona, independientemente de su edad o estatus religioso. No debemos subestimar a quienes son jóvenes o nuevos en la fe.
- Necesitamos un mentor: A pesar de que Eli estaba desechado por Dios (1 Samuel 2:27-36, 3:11-14), fue él quien instruyó al joven Samuel sobre cómo responder a la voz divina. Esto subraya la importancia de valorar la guía y la enseñanza de quienes ejercen liderazgo espiritual, incluso si no son perfectos. A menudo, Dios utiliza a personas imperfectas para transmitir Su mensaje.
- Separa al mensajero del mensaje: Aunque Eli había sido reprobado por Dios porque no tenía su hogar en orden y honraba a sus hijos más que a Dios, le reveló al joven Samuel el secreto para interactuar con Dios. Esto nos recuerda que debemos discernir entre el mensaje y el mensajero. Incluso alguien con sus propios errores puede transmitir verdades espirituales importantes.
- Intimidad con Dios: Finalmente, cuando estamos consagrados al servicio del Señor con un corazón puro, como Samuel, Dios eventualmente se revelará a nosotros. Esta experiencia nos llevará más allá de las tareas religiosas asignadas y nos permitirá desarrollar una verdadera amistad con Dios. Escucharemos Su voz clara y libremente.
Esta reflexión nos anima a buscar una relación personal con Dios y a estar atentos a Su voz, sin importar nuestra edad o posición en la comunidad de fe.
OREMOS: Señor, ayúdame consagrarme para ti, con corazón puro, y a poder escuchar tu voz cada día más, y honrar a quienes has puesto sobre mí como maestros. En el nombre de Jesús, amén.