¿Quién tiene la verdad?
Hay muchas voces hablando allá afuera.
En la actualidad, nos enfrentamos a una avalancha de voces y opiniones que compiten por nuestra atención. Vivimos en la época de la información. Un sin número de personas tiene algo que decir y desea influir en los demás. Otro sin número de personas dedica horas a escuchar y considerar diversas perspectivas, teorías, filosofías y doctrinas. Si bien es importante estar informados, en medio de este mar de voces surge una pregunta crucial: ¿Quién tiene la verdad? ¿Podemos confiar en alguien simplemente porque compartimos su punto de vista, porque me cae bien o porque encontramos afinidad?
La verdad fundamental es que Dios posee la verdad absoluta (Juan 14:6), y nos la ha transmitido a través de su Palabra escrita, las Sagradas Escrituras. Esta Palabra es tan sagrada que ni una coma ni una tilde pueden ser eliminadas de ella (Mateo 5:17-20).
Entonces, la pregunta que debemos hacernos es la siguiente: ¿Nos estamos sumergiendo en la verdad revelada en la Palabra de Dios o en las múltiples voces que hablan allá afuera? ¿Estamos prestando atención a la voz del Espíritu Santo o a la voz del influencer del momento?
No caigamos en la trampa de dedicar más tiempo a las voces externas que a la Palabra de Dios y a nuestra comunión con su Espíritu. No caigamos en la tentación de ser como los que tienen comenzó de oír, deseando empaparse de lo que piensa todo el mundo (2 Timoteo 4:3-4), ni busquemos armonizar con las tendencias. Nuestra principal ocupación debería ser buscar el pensamiento de Dios y permitir que su Palabra y su presencia nos transformen.
Dijo Jesús: ‘Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él los guiará a toda la verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oiga, y les hará saber las cosas que habrán de venir.’ Juan 16:13
La Palabra de Dios y su consejo son las únicas bases en las que podemos confiar plenamente. Dios nos guía con amor y corrección, siempre velando por nuestro bienestar. El Espíritu Santo nos habla, y su mensaje es verdad; nos ayuda a comprender la Escritura, a asimilarla y aplicarla en nuestras vidas. El Espíritu Santo confirma el consejo divino en nuestros corazones, permitiéndonos hacer ajustes y tomar decisiones que armonicen y estén alineadas con el propósito de Dios para nuestras vidas y los que nos han sido confiados.
El Espíritu Santo, no solo nos guía hacia la verdad, sino que también nos revela lo que está por venir en el futuro. ¿Te da curiosidad el futuro? – El Espíritu Santo te lo puede revelar. ¿Vives con incertidumbre? ¿No sabes que decisión tomar? ¿Dudas de con quien te vas a casar o qué vas a estudiar o trabajar? El Espíritu Santo te puede guiar a decidir correctamente por cada una de estas áreas.
OREMOS:
Amado Padre celestial, hoy quiero ser guiado a la verdad, y reconozco que solo Tú la tienes. Ayúdame a estar más apercibido de tu voz, como tu oveja fiel. Ayúdame a amar la comunión contigo. En el nombre de tu Hijo Jesucristo. ¡Amén!