¿Cómo llegarás a tu destino?
El Señor dice: «Yo te instruiré, yo te mostraré el camino que debes seguir; yo te daré consejos y velaré por ti. Salmos 32:8 RVR1960
En la última década, los GPSs se han convertido en una herramienta esencial de vida. No solamente para dirigirnos a nuestro destino, sino para advertirnos de peligros o atrasos en el camino, y redirigirnos por una mejor ruta. Esto con el avance de la tecnología, dispositivos electrónicos y aplicaciones.
En una forma similar, la voz de Dios es como un GPS para nosotros ¿Por qué? porque nos instruye, nos muestra el camino que debemos seguir, nos aconseja y nos alerta.
A veces, Dios nos dice, sal de la carretera (simbólica o literalmente hablando); dobla a la derecha o a la izquierda; procede con cautela; no obstante, a veces nosotros decidimos seguir de largo, pero nuevamente la voz de Dios nos dice – redirígete, desvíate, retrocede, etc. No importa cuantas veces tenga que hacerlo. ¿Por qué lo hace? Porque nos ama y no quiere que nos perdamos su maravilloso plan. El ha preparado un plan y una asignación para nosotros desde antes de la fundación del mundo (Efesios 2:10), pero ese plan tiene un mapa, y es la Palabra de Dios y la guía del Espíritu Santo.
Así como el GPS tiene voz y pantalla, en una forma simbólica Dios también la tiene. La voz de Dios es el Espíritu Santo hablando a nuestras vidas, y su pantalla es su palabra escrita; las Sagradas Escrituras. Así como es necesario poner atención a ambas cosas cuando usas el GPS, con mucho más énfasis tenemos que poner atención ambas cosas en nuestra relación con Dios: la voz del Espíritu Santo y las Sagradas Escrituras. Una verifica a la otra. Debemos buscarle en oración, y debemos buscar los consejos y principios de su palabra.
Aunque a veces nosotros conocemos una ruta mejor que la que el GPS nos indica, lógicamente (si nos está enviando por una ruta que parece ser no lógica), tenemos que darle el beneficio de la duda, porque posiblemente ha registrado un accidente en el camino y quiere evitarnos atrasos y peligros. De la misma forma, Dios pone un sentir en nosotros, que aunque a veces no nos parece lógico, debemos confiar que si Él lo pone es por algo y solo al final comprobaremos el resultado de su consejo.
Deja hoy que Dios te guíe. Entrégale el guía de tu automóvil; el timón de tu barco; toda tu confianza, emociones y decisiones, y llegarás a puerto seguro; el de tu destino y asignación divina.
OREMOS:
Señor, quiero ser más sensible a tu voz, la que me quiere guiar e instruir en cada paso del camino. Ayúdame a serte fiel y a confiar plenamente en ti. En el nombre de tu Hijo Jesucristo, amén.